Columna de Opinión de Ana Leyton, narradora y poeta chilena responsable de la reivindicación y memoria del valle de Choapa.
Indudablemente, el punto débil de la
megaminería es el agua. Los mayores intentos mediáticos, realizados por las
transnacionales extractivistas, son para convencer a la ciudadanía sobre sus
bondades y bajarle el perfil al caos de la escasez de agua, además de que la
poca que va quedando, vive contaminada por causa de derrames ácidos en nuestros
ríos, cuencas y esteros, directamente o a través de intervenciones en las napas
subterráneas. Para ello, las mineras usan recursos inescrupulosos, disfrazados
de bondad y progreso, lo que ellos llaman sustentabilidad o sostenibilidad,
como es este programa que emerge en el Choapa con el nombre de “Somos Choapa” constructo
de lenguaje inclusivo pensado por profesionales jóvenes, postrados ante las
dádivas económicas de los Lucksic, quien pretende definitivamente, dejar al
Choapa y esta vez, específicamente a Illapel, prisionero entre varios puntos de
contaminación, fiebre de expansión posibilitada por la interesada “vista gorda”
de nuestros representantes políticos,
desde los nacionales hasta los comunales.
Fuimos un hermoso valle transversal cuya
importante misión era detener la llegada del desierto, pero desde que llegaron
las transnacionales con sus proyectos megamineros: “los pelambres” (Lucksic), “tres
valles” (Vale do río doce) y “el espino” (Pucobre) hemos permitido sin oponer
resistencia, que transformen nuestra cultura, en función de sus putrefactos
intereses de extracción y saqueo. Dejan a su paso un grave problema ambiental,
que parece no importar a la gran mayoría, cuando nuestras propias autoridades
corean irresolutas, el cuento del progreso económico, incapaces de ver que este
tipo de progreso es temporal, que nos dejará el grave problema de la escasez de
agua, contaminación, desestabilización y
muerte de nuestro ecosistema, y entonces este progreso será la basura y pobreza
del futuro.
Las autoridades, ya compradas y entregadas a
este poder, no tienen escrúpulos cuando permiten, que incluso intervengan en
los establecimientos educacionales de las comunas del Choapa con el fin de una
concientización burda, traducida en lavado de imagen para la empresa, aceptada
por los directores de escuela (salvo uno que otro) y por la mayoría de los
profesores que ven la posibilidad de ganar unos pocos pesos o regalitos
tecnológicos, que les hacen olvidar el principio de transparencia educativa frente
a la muerte de nuestra naturaleza y a los derechos de sus alumnos a saber lo
que está ocurriendo en su territorio con respecto a la contaminación.
La calidad de vida se deteriora pero, no
importa, porque tenemos vehículos de última moda que congestionan las calles
estrechas de Illapel, tiendas más grandes, y aunque tirita la economía del
comercio local, no faltan los mediocres que fundamentan que el Choapa es y
siempre ha sido minero, omitiendo el concepto de “pequeño minero” y además,
olvidando el Choapa agrícola, criancero, camaronero, pescador, etc. Así, día a
día vamos perdiendo nuestra autodeterminación en la búsqueda de un fomento y
desarrollo económico con identidad local.
Los medios de comunicación de masas se
multiplicaron viendo su gran oportunidad
de ganar dinero a costa de la publicidad que lava la imagen de la minera,
cooptados por el poder económico, por lo tanto, se creó un cerco de
desinformación imposible de romper, como en los tiempos más álgidos de la
dictadura pinochetista, hoy el dictador económico MLP los tiene a ellos como
colaboradores principales de sus aberrantes intereses en este sacrificio y
muerte del valle del Choapa.
Ni siquiera existe una mínima resistencia
articulada en contra de la forma en que se está produciendo nuestra muerte,
cada vez es más difícil desarrollar otro tipo de producción que nos asegure un
futuro en el Choapa, nos crean una construcción de imaginario bien lejos de la
realidad, ya que hay una gran diferencia entre lo que es la teoría académica de
los pusilánimes ingenieros contratados por la minera y el terreno de la
experiencia de vivir en estos valles.
El jueves 28 de agosto del año 2014, el equipo
de profesionales del “Somos Choapa” organiza
un Cabildo Abierto, ellos traen el problema y luego se presentan como los
salvadores de la situación, frente a un pueblo mayoritariamente ingenuo y en
otros casos inculto y arribista, que será arrastrado por nuestro alcalde hacia
un cabildo donde se ratificará sí o sí el constructo perverso, desarrollado por
estos jóvenes profesionales, testaferros del grupo económico para el que
trabajan; cuando lo que realmente debería ocurrir es la instauración de
tribunales populares frente a la violencia de la megaminería, donde se exija
respeto por los Derechos Humanos y justicia ambiental, en medio de esta batalla
entre nuestra calidad de vida versus el dinero.
Pero, por lo que se percibe en el ambiente, el
Illapel rebaño de la autoridad aplaude, pero la mayoría quiere la expansión de los
Lucksic, quiere cuencas contaminadas, quiere la destrucción de nuestros cerros,
quiere los peligros de volcamientos con derrames ácidos, su ambición supera el
caos frente al proceso de contaminación de las aguas, quiere fractura del
tejido social, quiere la muerte en vez de la vida. Nadie reclama con suficiente
fuerza, parecen no darse cuenta de esta masacre, de esta expansión hacia
nuestro territorio por parte de proyectos extractivistas, en un valle que fuera
principalmente agrícola y donde ninguna empresa tiene derecho a venir a cambiarnos
el sentido de la vida.
Ciegos, sordos y mudos, esa es la mayoría del
componente del Choapa en este momento, nos han convencido a través del tiempo
de que somos valle minero, nadie recuerda nada de lo que fuimos y este jueves
será el golpe final a través del famoso cabildo del “Somos Choapa” programa que
es aguijón de alacranes venidos desde afuera, veneno puro para nuestra
posibilidad de concebir otro imaginario económico como una solución al problema
que ya llegó para quedarse “el extractivismo” y su hegemonía sobre algo tan
vital como el derecho humano al consumo de un agua saludable y sin
contaminación.
Es urgente frenar el extractivismo ¡ahora! no sólo el de
los Lucksic, sino el de todas estas empresas “chupasangre” que están secando el
alma de nuestro valle, frenarlos hoy es cosa de vida o muerte.
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