A cinco años del primer brote de ISA en Chile, debemos hacer una reflexión de la actual situación por la que está atravesando la industria del salmón nacional.
A partir de la crisis por la cual atravesó la industria del salmón, producto de los brotes de ISA, se implementaron una serie de medidas de bioseguridad, sin dudas que dentro de las más importantes, figuran el manejo de la mortalidad (ensilado) y la desinfección de los efluentes de las plantas de proceso y centros de matanza. Se implementaron una serie de otras medidas, discutidas en reuniones con “expertos”, algunas sin mayor relevancia y otras tremendamente relevantes, pero que lamentablemente se estima han sido mal implementadas, como por ejemplo, la categorización y distribución de los barrios (agrupación de concesiones), lo que obviamente no obedece a criterios técnicos basados en la situación oceanográfica imperante.
Sin dudas, la aparición del ISA marcó un hito importante en la acuicultura nacional, se implementaron regulaciones, para algunos excesivas. Se realizaron una serie de seminarios, nacionales e internacionales. Se contó con la visita de expertos de países en los cuales el ISA está presente, y nos narraron en detalle como abordaron esta enfermedad que hoy aparentemente está bajo control, información que por lo demás está disponible en la Web. Hubo una serie de delegaciones de profesionales chilenos que visitaron estos países, para enterarse en terreno de como estos países habían enfrentado esta seria enfermedad. El Estado (Subpesca y Sernapesca) se hicieron cargo del precario control sobre las regulaciones sanitarias vigentes y ambas instituciones entraron en una etapa de modernización, se contrataron más profesionales, inspectores para supervisar que las regulaciones se estén cumpliendo y se elaboraron programas de vigilancia para dos de las enfermedades que hasta esa fecha se consideraban de alto impacto para la salmonicultura nacional, ISA y el temido piojo de mar Caligus. El Estado por otra parte en el 2009, destinó recursos especiales a través de un concurso Innova Corfo denominado, “Programa de I+D para mejorar las condiciones sanitarias en la Industria del Salmón”. ¿Que pasó con los proyectos aprobados? ¿Hubo algún impacto claro y concreto?
Producto del ISA la producción de salmón del Atlántico bajó considerablemente y las proyecciones del millón de toneladas se esfumaron. Lo cierto es que los casos de ISA decrecieron y finalmente desaparecieron. Los resultados de producción de los años 2009-2010 fueron exitosos, todos mostraron cifras positivas en términos de crecimiento, bajas mortalidades y factores de conversión históricos producto de esta Salmonicultura 2.0. Esto provocó que la industria tomara nuevamente la confianza, asumiendo que las medidas instauradas eran las correctas, y en que además se tenía el espacio para crecer hacia la XI Región, y así ocurrió. De acuerdo a cifras entregadas por Sernapesca, el número de centros de cultivos en lo que va del 2012 tuvo un incremento del 15,64% en la X Región y del 43,75% en la XI Región, respecto del año 2011.
Lamentablemente, no se supo correlacionar que estas cifras alegres podían ser el resultado de la descongestión de centros de cultivos en una X Región, que ya no soportaba más carga de producción. Hoy las cifras indican que algo se está haciendo mal nuevamente, que las regulaciones instauradas no están arrojando los frutos esperados en términos de control sanitario y tampoco ambiental. Los niveles de mortalidad han incrementado en estos dos últimos años, los volúmenes de antibióticos usados para el control de SRS incrementaron en el 2011, registrándose un consumo de 460 gramos de ingrediente activo por tonelada de salmón cosechado, y se espera que esta cifra se incremente en el 2012. La cifra del año 2007 correspondió a 640 gramos de ingrediente activo por tonelada de salmón cosechado. Por otra parte, los niveles de parasitación por Caligus son cada vez más severos y los altos volúmenes de pesticidas usados para su control parecen no estar entregando la protección esperada. Sernapesca muestra que las cargas se mantienen bajo los 6 parásitos por pez, como lo exige el reglamento, pero no se hace cargo de la cantidad de pesticidas usados para lograr estas cifras.
Han pasado 5 años y la industria del salmón se ve nuevamente enfrentada a una incertidumbre respecto a que sucederá en los aspectos sanitarios. Claramente, las medidas instauradas por la autoridad sanitaria no están rindiendo los frutos esperados. No basta con implementar regulaciones para mostrarle al mundo que lo estamos haciendo bien. Hay que hacerlo bien. En los aspectos sanitarios la capacitación y la educación son aspectos fundamentales. No solamente hay que señalar que se multarán las malas prácticas, hay que estandarizar procedimientos, identificar los puntos críticos y controlarlos. Todos queremos que a la industria del salmón le vaya bien. De esta industria dependen una serie de otras actividades productivas y es la que le permite el sustento a miles de familias en la X y XI Región, por lo que además de la responsabilidad ambiental, hay una responsabilidad social de la cual hacerse cargo.
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