Por Andrés Gillmore, diario La Opinión, 11 de julio de 2012. Lamentable en los últimos 20 años no ha sabido una estrategia de acuerdo con el tratado de Washington en el entendimiento de lo que representan los Parques Nacionales para Chile y la proyección de nuestra cultura geográfica medio ambiental.
l 30 de septiembre de 1907 el Ministerio del Interior emitió el decreto supremo 1540 que establecía en la provincia de Malleco la primera Reserva Nacional Forestal. Con ese precedente jurídico en el año 1931 se faculta al estado la posibilidad de establecer Parques y Reservas Naturales en Chile, con el objetivo de preservar la diversidad biológica de un territorio en su ambiente natural y dar continuidad a sus procesos evolutivos y que además se pudieran realizar en los Parques actividades educativas, de investigación y de recreación.
Chile se suscribió a la convención de Washington en el año 1967, para la protección de Flora-Fauna y de las bellezas escénicas, que obliga a los países que se suscribieron al tratado, a respetar los límites de los Parques establecidos y que estos bajo ninguna suposición o intención podrían ser alterados o enajenados. Estableciendose bajo ley de la Republica, que los Parques Nacionales no pueden ser explotados comercialmente, solo ser protegidos para su uso público y sustentable, que significa que deben mantenerse en el tiempo por si mismo, sin ayuda del exterior, sin que se produzca escasez de los recursos existentes.
Lamentable en los últimos 20 años no ha sabido una estrategia de acuerdo con el tratado de Washington en el entendimiento de lo que representan los Parques Nacionales para Chile y la proyección de nuestra cultura geográfica medio ambiental.
No se ha tenido la capacidad de entender el valor intrinsico de lo que representan como patrimonio Nacional y la importancia de su preservación para el desarrollo del país como un todo. La realidad nos ha demostrado que la política de administración de Parques Nacionales es obsoleta y necesita ser revisada con urgencia. No basta en ningún caso con creer que solo con entregarlos en concesión a privados para su mantención y su uso publico, que es la solución al problema de darle sustentabilidad. Se ha optado por este formato esperando que el mercado los regule, como quien vende computadores, pero no es tan sencillo. Necesitamos mejorar el fundamento de operación de Conaf, quien los tiene a su cargo, pero no puede, ni debe continuar siendo el pariente pobre de las reparticiones públicas. Debe entregársele una financiación que le permita operar de acuerdo con sus responsabilidades y de sus verdaderas necesidades. Las concesiones deben ser un complemento, no un fundamento.
Conaf tuvo que interponer una demanda contra la propia DGA (dirección general de aguas) para que le sean denegadas concesiones de aguas solicitadas por esta repartición pública, para ser entregadas a su vez a empresas transnacionales relacionadas con la hidroelectricidad. Pedido que por lo demás y es bueno dejarlo claro, no fueron acogidos por la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, considerando que los pedidos de la DGA eran inconstitucionales.
HidroAysén tenia la esperanza cierta que la misma DGA le entregara derechos de aguas para llevar a cabo su pretendido proyecto hidroeléctrico en Aysén, al tener que inundar 6 mil hectáreas en la cuenca del Baker, dentro de las cuales según el proyecto presentado por HidroAysén, para llevarlo a cabo la construcción de 5 represas, tendrían que inundar parte importante de los Parques Nacionales Laguna San Rafael, Bernardo O’Higgins y de la Reserva Nacional Lago Cochrane (Tamango), que gracias a la resolución de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt ya no será posible si se respeta el fallo el fallo de la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema no dice otra cosa como suele suceder en estos casos, o que el consejo de ministros en ultima instancia dictamine lo contrario.
La nueva generación de salmoneros tampoco quiere ser menos y luchan también por su pedazo de Parque Nacional. El sub secretario de Pesca, el señor Pablo Galilea nascido y criado en Aysén, no se aguanto más y abrió el juego hace unos días, reconociendo públicamente que esta a la espera que se modifique el decreto de bienes nacionales que fija el limite del Parque Nacional Bernardo O’Higgins, para recomendar solicitudes oficiales para proyectos de salmonicultura en este importante Parque Nacional. Que demuestra con la información puesta sobre la mesa, no ha sido al azar, todo es parte de una estrategia creada por las transnacionales Mineras, hidroeléctricas y de la salmonicultura, coludidos con el gobierno para apropiarse de los Parques Nacionales, intervenirlos y lucrar con ellos.
Cuesta entender que el mismo Gobierno que debe preservar para todos los chilenos estas verdaderas joyas geográficas únicas en el planeta, este trabajando en un proyecto de ley que les permitiría desafectar áreas “lucrativas” de los Parques Nacionales, si es que en ellos se pudiesen “comprobar” negocios rentables y lucrativos. Esto estaría por suceder en el Parque Nacional Lauca en el extremo norte del país, donde el gobierno pretende desafectar el 20 % del Parque y dar paso a proyectos mineros.
El Ministerio de Minería trabaja enconadamente y contra el reloj antes que se les termine el periodo, para encontrar el mecanismo jurídico apropiado, que permitiría a los privados explotar en forma legal el cobre, oro y plata que se encuentran en el Parque Lauca. Dejando así el negocio amarrado desde el 2014 en adelante. Los principales interesados en entrar serian las transnacionales, BHP, Anglo American y el propio CODELCO. Se calcula que la inversión en caso de concretarse la desafectación del Parque Lauca, seria de 2 mil millones de dolares.
Con esta información al descubierto, atando cabos, demuestran una realidad que no podemos permitir, que transnacionales extranjeras o empresas nacionales intervengan nuestros Parques Nacionales para usarlos en actividades comerciales de alto impacto que los destruirían para siempre. Estos parques están bajo el alero de tratados internacionales y por sobre todo del cariño de todos los chilenos, representando estos territorios la esencia misma del alma de lo que somos como cultura y de lo que representamos ante nosotros mismos y ante las generaciones presentes y de las que vendrán a futuro. Debemos reconsiderar la política de administración de los parques Nacionales y preservarlos.
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