Debido al incendio que devastó a la ciudad de Valparaíso el
pasado 12 de abril, dejando 956 hectáreas totalmente calcinadas y a más de
2.800 damnificados en la región, miles de personas se han movilizado para ayudar
a quienes fueron los principales perjudicados por la catástrofe.
Entre ellos se
encuentra la Agrupación de Recicladores de El Molle, quienes han decidido
retirar la chatarra y los escombros de los lugares afectados, para con los
recursos poder ayudar a las familias que lo perdieron todo.
Johann Barrientos, presidente de la agrupación, cuenta que
la iniciativa nació luego de que seis de los recicladores fueran víctimas del
voraz incendio. “Partimos desde ahí, por ayudarlos a ellos y a toda la gente. Incluso,
nuestros compañeros que perdieron todo, también están participando en esta
iniciativa. La situación está complicada, nosotros lo vimos, y eso es muy
desolador”, comentó Johann.
Por el momento, los recicladores de El Molle están
recolectando todos los residuos posibles, para luego ponerlos en camiones
propios y externos, y llevarlos hasta los vertederos, donde finalmente
consiguen venderlos y obtener dinero a cambio. Todo lo recaudado, cuenta
Johann, irá totalmente para las familias afectadas, “para ayudarlas con lo que
se puede”. Además, señala que el panorama actual es complejo, principalmente
porque hay mucho que hacer en los lugares incendiados, e incluso hay gente que
debe sacar los restos de escombros y tierra sólo con la ayuda de pequeños baldes.
El presidente de la agrupación,
que existe desde septiembre del año pasado, cuenta que si bien esta es la
primera vez que participan en una actividad de ayuda social, están sumamente
interesados en trabajar para y por las víctimas de la catástrofe. “Creo que no
solo los recicladores deberíamos ayudar, sino toda la gente que está aquí, ya
que nadie está ajeno a ninguna desgracia. Hay que aportar con un granito de
arena y tener fe en salir adelante. Y si hay otros recicladores que también
quieren ayudar, que hablen con nosotros para ver cuál sería el mejor plan de
trabajo en conjunto. Así buscamos mejores ideas, puesto que aquí todos servimos
para una cosa u otra”, aseguró Barrientos.
Desde el jueves pasado, Barrientos y los demás recicladores
trabajan desde las 21:00 horas hasta el mediodía del día siguiente, y después
de eso siguen trabajando para conseguir el sustento diario para sus familias.
Es una tarea ardua y agotadora que probablemente se extenderá por dos o tres
meses más, sin embargo, dice Barrientos, “hay que tener fuerzas, porque aquí la
cosa es darle no más”.
Actualmente, la
agrupación cuenta con el apoyo de Fundación Casa de la Paz, y está trabajando
por conseguir mejores condiciones laborales para los recicladores de El Molle.
Por Nicole Pulgar
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